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¡Conviértete en un asesino de vacas!


Hace algún tiempo leí una historia acerca de un sabio que iba recorriendo aldeas junto a uno de sus discípulos. Sin tener lugar donde dormir, pidió hospedaje en una humilde casa.


Fueron recibidos por el señor de la casa y éste, sin pensarlo dos veces, les ofreció un lugar donde pasar la noche y un poco de leche de lo único que tenía la familia: una vieja vaca.


Pasaron la noche y en la madrugada, cuando todos en la casa aún dormían, el sabio y su discípulo se dispusieron a emprender su viaje de regreso.


Antes de abandonar la humilde morada, el sabio fue donde estaba la vieja vaca, sacó una daga y la mató.


Sin comprender la acción de su maestro, el discípulo lo cuestionó extrañado, recordándole que la vaca era lo único que la amable familia tenía. El sabio nunca le respondió sus motivos.


Pasó el tiempo y regresaron a la misma aldea, viéndose con la necesidad de hospedaje una vez más, el sabio se acercó a la misma casa que los había acogido la primera vez.


El discípulo quedó asombrado, ya que todo había cambiado. Aquella pequeña casa se había convertido en un gran rancho, y había mucha vegetación y muchos animales.


Al llamar a la puerta, los recibió la señora de la casa, los invitó a pasar y les ofreció dormir en su casa.


Pasaron al comedor y durante la cena, la señora, junto con su esposo, les contaron que recordaban su muy bien su visita anterior pues esa misma noche unos malvados habían entrado a la casa y mataron su única pertenencia: la vieja vaca.


La única salida que vieron para no morir de hambre fue comenzar a sembrar vegetales y frutas en el jardín que ocupada la vaca. Comenzaron a cosechar los frutos y al ver que les sobraban, se dispusieron a venderla a los demás residentes de la aldea y de pronto, comenzaron a crear una fortuna.


Sin mencionar palabra alguna, el discípulo se giró a ver a su maestro y por fin pudo comprender sus razones…


Y, ¿tú? ¿Qué estás esperando? ¿Que venga un recorte de personal y al fin te obliguen a firmar una carta de renuncia? ¿Que la universidad cierre tu carrera? ¿Que los marcianos te lleven a Marte? 0, tal vez solo estás esperando que nieve en Yucatán…


Infinidad de veces nos aferramos a esa vieja vaca que no nos permite salir de nuestra zona de confort, que en lugar de hacernos crecer y triunfar, nos deja atados, condenados, a esa vida que tanto queremos cambiar. No queremos abandonarla porque creemos que nos da seguridad, pero no nos damos cuenta que está haciendo todo lo contrario: nos impide progresar.


No dejes que la mediocridad se interponga entre tú y tus metas. Entre más grandes son tus sueños y aspiraciones es mejor, así nunca los pierdes de vista.


Pregúntate: ¿Me gusta mi trabajo? ¿Me gusta mi carrera? ¿Quiero quedarme donde estoy toda mi vida?


Puede que me digas que, aunque no te guste tu trabajo, no puedes renunciar porque es el sustento de una familia de 10. A lo mejor no puedes cambiarte de carrera porque ya estás en último semestre y tus papás quieren que seas doctor.


Por favor, no pongas de excusa a tu familia, tus papás y mucho menos a Dios para no estar viviendo la vida que tanto quieres.


Busca otro trabajo, mejor aún, vuélvete tu propio jefe. Termina la carrera que tus papás quieren y luego estudia lo que tú quieres o une la carrera que no te gusta con lo que más te apasiona y crea una carrera nueva.


Dios sólo quiere lo mejor para nosotros, y si no crees estar en el lugar correcto, creo que no sabes bien lo que Él quiere.


Deshazte de todas las ataduras. Borra de tu mente los: “No Puedo”. Tira a la hoguera todos tus miedos. No te vuelvas esclavo de la rutina. Sal de tu zona de confort.


Construye a partir de cada fracaso un peldaño que forme una escalera hacia el éxito.


No permitas que una vieja vaca no te deje prosperar por temor a pensar que no podrás sobrevivir. Así que consigue una daga, ármate de valor y conviértete en asesino de vacas.


Publicado el 09/09/2015 en www.elaltavoz.mx

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